Normalmente, pienso que la base de una sociedad es el respeto. Es el principio fundamental para llevar una relación con alguien, sea tipo formal o informal. La educación y el respeto. Sin duda alguna. Pero la verdad, llega un momento en el que una persona te llega a tocar tanto las narices, que acabas por hacer alguna payasada como poco. O a lo mejor no. A lo mejor, sales beneficiado.
La verdad, es que lo mejor es tener mucha paciencia. Pero es que también estoy en contra de esta misma idea porque si tienes paciencia, si no pones freno, te pisan. Y entonces se acaba todo lo referente al respeto y a la educación. Sacas a la luz todo lo peor de ti. Y eso es malo. Y aquí está el mayor desequilibrio de esta sociedad. Porque el desequilibrio de un eslabón hace perder completamente al otro. Y por eso, creo que estamos como estamos.
No soy lo que esperas, ni tú lo que espero yo. Soy el punto discordante de tu pensamiento, la partícula defectuosa que rompe la molécula. Convierto tus pesadillas en sueños, o en sueños tus putas penas. Existo para quitarte la serenidad que has conseguido a base de años, porque una vez que empieces a leerme, no podrás dejarlo, o haré que no lo dejes, porque las palabras son droga, sobre todo si las conjugas como debería hacerse siempre.
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