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miércoles, 16 de septiembre de 2015

No te lo lleves

Nunca me he puesto a pensar en el verdadero significado de la palabra "felicidad". Siempre le he dado vueltas al término, siempre he buscado la manera más fácil de encontrarla, siempre he añorado tal sentimiento, pero jamás he sabido lo que quiere decir. Me he dado cuenta de que quizá ese es el fallo, quizá por eso me siento tan vacía por dentro, quizá lo único que en verdad necesito es saber lo que quiere decir para mi la felicidad. 
Sin embargo, por más vueltas que intento darle, no le encuentro sentido alguno. O quizá no quiero encontrárselo, no quiero saberlo. Quizá eso es lo que necesito, no encontrárselo. Dicen que la ignorancia da la felicidad, y puede que tengan razón de todo. Quizá debería dejarme llevar, sin más. Quizá debería dejar que la situación me meza como haría un río en su cauce y solo deba esperar y protegerme si fuera necesario. Quizá de momento solo deba intentar mantenerme plena, quizá debería tomarme las cosas con más gracia, con más sonrisas, con más abrazos o con más besos, besos dulces, besos salados, besos tuyos, besos en la luna, besos que me quitan hasta el sueño.

{...}

Café con sal en las mañanas más amargas, fotografías antiguas colgadas en la pared y ese puzzle a medio hacer. Su silueta mientras camina, su sonrisa mientras te mira, sus labios mientras te besa. Nueve de la mañana, brisa matinal y un buen desayuno como beso, ¿o quizá un buen beso como desayuno? O un beso al despertar, en la frente, para tener un buen día. O un buen beso sustituyendo un te quiero, y que vuelen las palabras. O quizá lo único que quiero es que tú vueles, vueles lejos de mi para hacerme feliz. ¿O quizá quiero que vueles cerca, a dos centímetros de mi boca, y me hagas sonreír tanto que no pueda olvidarlo jamás? No lo sé. De lo único que llego a estar totalmente segura es de que puedo ser tan paciente como me pidas, puedo ser tan como tú me digas, pero ven, ven y no te vayas. Y si decides irte, quiero me dejes en la caja de mi mesilla aquello que nunca supe definir como palabra, pero que lo veo totalmente imprescindible, aquello que has fomentado, aquello que necesito como el aire para respirar para no abandonar jamás mi alegría: la felicidad. Mientras tanto, te esperaré aquí, con mi taza en la mano, llena de café con sal a punto de acabarse.

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