Gracias, desde el 1 de Abril de 2013

Seguidores

Translation for you.

miércoles, 30 de diciembre de 2015

El amor silenciado

Es una necesidad continua, pero no sé si llegarás a comprenderlo algún día. 
Pero voy a intentar explicártelo, asemejarlo a lo que siento, aunque es imposible describir tal sentimiento; 

Es una necesidad que solo se sacia satisfaciendo el deseo. Un deseo por abrazarle, por besarle o simplemente por que te mire con los mismos ojos con los que tú le miras. Le ves por ahí, tan natural, en cualquier esquina, y todo vuelve a tu mente, imparable. Esos pensamientos que por la noche se adueñan de tus sueños persisten, como si fueran de piedra, y no te dejan dormir... a no ser que él esté a tu lado, abrazándote, diciéndote que te protegerá de todo mal. Entonces bajas las barreras y dejas que Morfeo te cautive.

Y hablando de barreras, de muros, de murallas que protegen tu corazón, de caparazones a los que huiste cuando te hicieron daño... Cabe decir que él, por supuesto, las traspasó. Pero no es como esa gente que las traspasa después de mucho esfuerzo por su parte, y por el tuyo al intentar abrirle tu corazón, no. No ocurre así. Él pasa como si conociera la clave precisa, los puntos débiles exactos que le abrirán la puerta. Incluso con una alfombra roja a sus pies, como si una parte de ti le estuviera esperando desde hace mucho tiempo.

Me hace mucha gracia la situación porque, desde el primer momento... es como que intentas resistirte a algo que en verdad quieres. Quieres pero no quieres a la vez. Quieres amar y no quieres sufrir. Sentimientos incompatibles. Pero el querer gana siempre la batalla. Tu corazón, por supuesto, prefiere sentirse protegido y amado aunque las fatales consecuencias sean sufrir. Somos así de tontos. 

Es distinto a los demás. Lo sabes. Cualquier chico guapo que se te acercaba era otro más. Simplemente te entraban ganas de echarle un buen polvo y ya. Solo sexo. En cambio, piensas en él, es sus palabras, en su trato hacia ti, y el corazón se calienta. Literal. Te arde el pecho. Y cuanto más descubres de él, de su forma de ser, de se forma de actuar, de su forma de tratar al mundo en general, de su forma de ver la vida, más te arde el pecho.

[...]

Y, por supuesto, llega el día. Y cuando te quieres dar cuenta, se ha ido. Se ha ido para no volver. Y si vuelve, desde luego no es para mirar esos ojos enamorados. Esos ojos que lo hubiesen dado todo por ti. Esos ojos que te comían con la mirada cuando no mirabas. Y sientes ganas de abrazarla y no soltarla jamás.Y si ella supiera cuánto le ama, quizás volvería. Pero ni lo supo, ni lo sabe, ni lo sabrá. 

Antes era ella y ahora es él. 
Un amor silenciado por la cobardía.



domingo, 27 de diciembre de 2015

Un día de Navidad más.

Hola, soy yo de nuevo. 

Bueno, en verdad sabía que volvería a saltar el contestador. Como siempre. Pero necesitaba oír una vez más tu voz. Tu ausencia es demasiado fuerte como para que pueda resistirme a lo único que me queda de ti ... Y ahora que no estás, ya no soy. Con tu huida se fue mi ser. Todo lo que me diste en el tiempo que estuviste, te lo llevaste en un minuto. Por un tiempo, fui tuyo. Por un tiempo, te pertenecí. Eras una diva a mis ojos. ¡Qué digo! ¡Eras la niña de mis ojos! 

Supongo que estás escuchándome al otro lado, pero no puedes coger el teléfono. En verdad me da igual. Solo llamo para intentar demostrarte lo importante que eres para mi. 

Desde el momento que te vi por primera vez...

Confieso que me enamoré ese arte tan tuyo, de esa esencia que desprendes, de esa sonrisa que tan loco me tiene. Recuerdo tu forma de caminar, te hacía única. Intentaba llamar tu atención. Por supuesto, lo conseguí. ¿Para qué engañarnos? Tenía a todas las chicas que quería comiendo de mi mano. Qué tiempos ja ja ja. Sin embargo, eras diferente. Tu pequeña nariz curiosa, tu terquedad, tu inteligencia... no me lo esperaba. Y dejemos de lado tu ya sabida belleza física. Tus labios carnosos, tu carita redondeada, esos ojos tan oscuros, tan marrones... Pero encima, esas cualidades también te hacían preciosa por dentro. Eras aquella persona que necesitaba para llenar el vacío que habitaba en mi. Eras una buena niña, tenías un gran corazón. Además, a leguas noté lo mucho que habías sufrido. Y por alguna extraña sensación, sin conocerte de nada, solo quise abrazarte, esconderte entre mis brazos, no soltarte jamás y prometerte que siempre te cuidaría... que jamás te abandonaría ni te dejaría sola...

(Snif) [...]

Lo siento, esta situación me supera. No quería que me oyeses llorar... pero... no te haces una idea de cuánto te extraño... cuánto te necesito. Prometí hace ya... ¿quince años? que te protegería entre mis brazos. Desde luego no tuve en cuenta lo único de lo que no podía alejarte...

Los niños te llaman a veces. Si vieras a Lucas cuán grande está. Estarías orgullosa de él. Es el hombre de la casa, sin duda. ¿Y Daph? Es toda ya una mujercita. Te echa de menos. Todos te echamos de menos. Ojalá estuvieses aquí. Ojalá. Otro día más de Navidad. Ojalá no hubiésemos ido a cenar por ahí... ahora mismo estarías aquí, conmigo, y podría decirte todo esto... te lo susurraría. 

(Silencio...)

Cariño... te... te quiero... te amo. Deseo tanto que estés aquí conmigo. No hay cosa que más me gustaría ahora mismo que tenerte por Navidad, abrazarte. Solo quiero ese regalo. Sería la persona más feliz sobre este planeta. 

Me despido, será lo mejor. A final de cuentas, luego seré yo quien borre este mensaje... Ojalá fueses tú quien lo hiciera. Ojalá pudiera darte las flores en mano, y no posarlas sobre el frío mármol cada mes.

Recuerda que siempre te querré.

PD: Feliz Navidad. 

sábado, 28 de noviembre de 2015

Hollywood

Es muy muy sencillo pero siento que nunca nadie llegará a comprenderlo. Para que os hagáis una idea: es una pequeña espina que tienes clavada muy muy profundo, muy muy en el fondo, y no sale, y duele, y te recuerda que nunca serás como ellos, que nunca podrás ser una persona normal con un grupo de amigos estable, un grupo que te quiera a morir, que te necesite y que te abrace siempre que pueda. Unas personas con las que compartir absolutamente todo, unas personas a las que echar de menos cuando estás lejos, unas personas cuya afición principal sea hacerte reír.

Y me hace sentir realmente mal.

Siento que falta algo dentro de mi. Quiero echarle la culpa a mis circunstancias, a mi pasado por haberme echo sufrir tanto, por haber hecho de mi alguien tan independiente de todo el mundo. Todo el mundo querría lo que yo ahora tengo, pero llega un punto en el que te sientes tan sumamente sola, es tanta la soledad que te rodea, que lo único que deseas es una estabilidad, unos amigos de siempre y para siempre, unos amigos que sepan cuándo estás mal solo mirándonte, unos amigos que vengan de sorpresa a tu casa, en mitad de la noche, solo para hacerte sonreír. 

Me pregunto si la concepción que tengo sobre la amistad es sacada de películas. Hollywood es un grande, un gigantesco que siempre ha jugado con nuestras mentes, que se divierte haciendo una pequeña burbuja de cuento alrededor de nuestra realidad y que nos aisla. Y que cuando llega el momento y alguien coge una aguja, y la pincha, caes. Caes desde muy alto, desde un lugar que desde abajo ni alcanzas a ver con la vista. Y duele tanto que el corazón se encoge, que la mente huye en busca de una paz inexistente, y que el cuerpo intenta remediarrefugiándose en los brazo de una persona que te quiere tal y como eres...

Una persona que no existe. 

miércoles, 7 de octubre de 2015

Último intento.

Sube las escaleras, se sienta en la cama, y llora. Llora como si no hubiese mañana, como si estuviese en el mundo solo para eso, como si fuese lo único que sabe hacer. Llorar. Intenta huir de todo aquello que la atormenta, pero no lo consigue, no sabe cómo hacerlo. Siempre es la misma historia, siempre es la misma paranoia, el mismo miedo, la misma angustia, el mismo nudo de garganta de tanto llorar. Es una historia sin final porque, cuando piensa que más lágrimas no pueden salir de sus ojos, vuelve a asomar una, y cae, y viaja por su mejilla.

Quiere librarse de toda la oscuridad que le atormenta, pero tantas veces ha fallado que pierde a esperanza, y vuelve caer. Quiere ser alguien normal, quiere abandonar ese pasado que tanto la aterroriza, pero hasta en sus peores pesadillas la persigue. Y entonces vuelve a llorar, sin solucionar el problema, sin tener el valor como para afrontarlo sola, sin nadie a su alrededor, sin nadie que comprenda mínimamente su dolor.

Solo quiere un abrazo, un dulce, cálido y largo abrazo. Solo quiere encajar, ser querida, solo quiere no ser diferente, quiere sonreír, quiere lo de siempre, quiere tanto y tan poco a la vez que no sabe ni cómo expresarlo. Quiere una estabilidad que parece imposible de alcanzar. Qué ridículo parece, con lo fácil que es. O que parece ser.

[...]

¿Por qué todo vuelve a ser lo mismo de siempre? ¿Por qué siempre las mismas paranoias, los mismos miedos, las mismas inseguridades? ¿Por qué mis palabras no pueden dejar de transmitir dolor y pasar a transmitir alegría? ¿Por qué no sé cómo hacerlo?




miércoles, 16 de septiembre de 2015

No te lo lleves

Nunca me he puesto a pensar en el verdadero significado de la palabra "felicidad". Siempre le he dado vueltas al término, siempre he buscado la manera más fácil de encontrarla, siempre he añorado tal sentimiento, pero jamás he sabido lo que quiere decir. Me he dado cuenta de que quizá ese es el fallo, quizá por eso me siento tan vacía por dentro, quizá lo único que en verdad necesito es saber lo que quiere decir para mi la felicidad. 
Sin embargo, por más vueltas que intento darle, no le encuentro sentido alguno. O quizá no quiero encontrárselo, no quiero saberlo. Quizá eso es lo que necesito, no encontrárselo. Dicen que la ignorancia da la felicidad, y puede que tengan razón de todo. Quizá debería dejarme llevar, sin más. Quizá debería dejar que la situación me meza como haría un río en su cauce y solo deba esperar y protegerme si fuera necesario. Quizá de momento solo deba intentar mantenerme plena, quizá debería tomarme las cosas con más gracia, con más sonrisas, con más abrazos o con más besos, besos dulces, besos salados, besos tuyos, besos en la luna, besos que me quitan hasta el sueño.

{...}

Café con sal en las mañanas más amargas, fotografías antiguas colgadas en la pared y ese puzzle a medio hacer. Su silueta mientras camina, su sonrisa mientras te mira, sus labios mientras te besa. Nueve de la mañana, brisa matinal y un buen desayuno como beso, ¿o quizá un buen beso como desayuno? O un beso al despertar, en la frente, para tener un buen día. O un buen beso sustituyendo un te quiero, y que vuelen las palabras. O quizá lo único que quiero es que tú vueles, vueles lejos de mi para hacerme feliz. ¿O quizá quiero que vueles cerca, a dos centímetros de mi boca, y me hagas sonreír tanto que no pueda olvidarlo jamás? No lo sé. De lo único que llego a estar totalmente segura es de que puedo ser tan paciente como me pidas, puedo ser tan como tú me digas, pero ven, ven y no te vayas. Y si decides irte, quiero me dejes en la caja de mi mesilla aquello que nunca supe definir como palabra, pero que lo veo totalmente imprescindible, aquello que has fomentado, aquello que necesito como el aire para respirar para no abandonar jamás mi alegría: la felicidad. Mientras tanto, te esperaré aquí, con mi taza en la mano, llena de café con sal a punto de acabarse.

sábado, 8 de agosto de 2015

Un mismo objetivo.

La vida es felicidad.

Felicidad en las últimas páginas de ese libro tantas veces releído.
Felicidad en una tarde de verano bajo un árbol perdido.
Felicidad en la continuidad de un río, en su infinito fluir, en su inmensa vida.
Felicidad en una tarde de amigos, en unas cervezas frías acompañadas de clásico rock.
Felicidad en un único beso a medianoche, en un atardecer o cuando, simplemente, se está enamorado.
Felicidad en tu sonrisa cuando yo soy la causa, o cuando tú eres mi causa.
Felicidad en tus brazos protectores, infinitos y especiales. En tus besos en mi frente, como si fuera un pequeño tesoro.
Felicidad en la emoción de recibir un pequeño cumplido o en las sorpresas, o en las cosquillas que quiero pero no quiero que me hagas.
Felicidad es cuando amas en silencio, por vergüenza, cobardía o miedo al rechazo, y que de repente te mire, y te sonría.
Felicidad es cuando se acuerdan de ti, te obsequian, te demuestran que eres algo, que tienes algo de valor.
Felicidad es cuando una persona se preocupa por hacerte feliz, y lo consigue.

sábado, 30 de mayo de 2015

Efímera existencia

Sublime exactitud es con la que recuerdo el primer día que te conocí, fue la primera página de mi libro, el libro de mi vida, pues lo nuestro era un amor contemplativo, no correspondido, donde yo lo daba todo, y tú solo huías.

Recuerdo que era un día de verano y una monumental nevada cubría incluso mi cintura, impidiéndome deambular, como solía hacer. Sin embargo, seguí. Recuerdo que ese día el sol salió por el oeste y que las hojas de los árboles caían y reposaban sobre la nieve, incendiándola, creando un inefable clima de belleza.

Recuerdo al viento silbar, y una melodía melodiosa sonar, y parecía vivir un sueño proveniente de tu inexistente existencia, de tu efímera esencia. Muchos dicen triunfantes haberte experimentado, pero yo nunca había sentido tu presencia. Peculiar era tu manera de manifestarte, distinta en cada persona. O quizá era que cada individuo te percibía según sus emociones.


Siempre oí que los pequeños detalles, los imperceptibles estímulos, las ínfimas sensaciones son las que te guardan en el lugar más recóndito de su alma. Pero nunca les creí. O más bien nunca quise creerles. Y ahora te necesito, te extraño, te añoro, querida Felicidad, imprescindible sentimiento.



jueves, 21 de mayo de 2015

Así sí.


¿Sabéis esa sensación que delata felicidad cuando sientes que has cumplido con tu persona? ¿Esa sensación de satisfacción por saber que puedes llegar lejos, que vales mucho más de lo que piensas, que está en ti todo lo que se necesita para triunfar? ¿Ese regocijo al sentir que puedes con todo lo que te propongas? 

Pues bien, después de tanto dolor como he tenido que experimentar, después de todas las lágrimas que tuve que derramar, después de todas las veces que sola me tuve que levantar, por fin he encontrado un equilibrio emocional conmigo misma. Probablemente dure muy poco, supongo que hasta que me lleve alguna decepción, que además suelen ser frecuentes y venir sin previo aviso, pero me propuse a principio de año elaborar una filosofía, unos pasos a seguir ante cualquier situación, una pauta para poder llegar a la mítica felicidad, y es que la mejor forma de vivir es disfrutar de cada segundo que el tiempo te otorga, es darle a cada instante el valor que se merece, aprovecharlo como si fuera el último porque cuando nos queramos dar cuenta, la vida habrá pasado.

Me siento bien, me siento segura, me siento orgullosa de haber llegado a este punto. Me siento en el punto culminante, en el "spleen" de Baudelaire, en el simbolismo puro y duro. Dicen que cuando rozas este sentimiento te quedas impregnada de su esencia. Defiendo tal idea. Una vez que he visto a cuánto puedo llegar, quiero más. Quiero superarme, quiero dejar atrás el pesimismo que me tenía presa, el dolor que reprimía mis sentidos, el miedo que coaccionaba mis acciones, la inseguridad que no me dejaba ni vivir. Quiero ir por ahí, a mi libre albedrío, independiente de cualquier cosa y persona, sonriendo como nunca fui capaz de hacerlo, mostrar mi preciosa sonrisa, para algo bonito que tengo. He llegado aquí, muy alto, y aunque dure poco, me da igual, merece la pena luchar por ello, por verme correctamente servida de autoestima, por colocarla a la altura de los ojos, de donde nunca debió moverse. 

Sinceramente, nunca pensé que podría conseguirlo. Evidentemente, la inseguridad siempre ha hecho mella en mi, nunca me ha dejado actuar como me gustaría, digamos que siempre, aunque sea mínimamente, los comentarios de la gente me han hecho daño, me han influenciado, ya sea para bien o para mal. A partir de ahora me prometo a mi misma que rechazaré cualquier tipo de opinión que no sea la mía. Haré lo que quiera, cuando quiera y donde quiera, siempre y cuando no invada la libertad de otra persona. 

sábado, 25 de abril de 2015

Just pain.


Solo que lo pronuncie, duele.
Solo que lo piense, duele.
Solo que se lo proponga, duele.
Solo que lo quiera, duele.

Solo verla así, desolada, duele.
Sufriendo por no querer más,
luchando por necesitar más,
pidiendo lo que no pidió jamás.

Solo la impotencia de verla llorar, duele.
Abrazarla, consolarla, mimarla,
quererla, acariciarla, susurrarla,
y que sientas que no sirve de nada, duele.

Solo verla ahogada en un mar de lágrimas, duele.
Ver que perdió su preciosa sonrisa, o que se la arrebataron.
Ver que tú le provocas felicidad, y que otros se la roban,
o ver como ella se desprecia, duele.

Solo que hasta que no faltes,
hasta que no haya vuelta atrás,
hasta que un día el dolor se apodere de su alma,
nadie sentirá nada por ella, duele.

Solo  imaginar el vacío que puedes dejar en mi alma, duele.
Imaginar una vida sin ti,
imaginar que un día puede que ya no sienta tus cálidos abrazos,
ver como porque otros te desprecien, haya una posibilidad de no tenerte nunca más.



sábado, 28 de marzo de 2015

Dejarse morir, de amor o de locura.

Cada vez que el sol salía ella cerraba los ojos como si tuviera los párpados más pesados del mundo, a pesar de ser privilegiada, a pesar de poder contemplar el más sublime amanecer jamás descubierto por nadie. Incluso cuando la realidad le gritaba inexorablemente, incluso cuando dolía, incluso cuando la evidencia era más que evidente, ella mantenía su eficaz ceguera, su fiel ignorancia, solo por evitar sufrir, solo por evitar llorar, solo por evitar la cruel verdad.
Aguantar dolor solo por personificar quien no soy, solo por apaciguar mi soledad, solo por mentirme. Cada vez que algún escalofríos recorre mi inerte cuerpo me siento un poco menos yo, un poco menos persona, alguien sin sentimientos, pero diferente a ellos, con una tristeza presa en mi corazón que yo no elegí, pero que a la fuerza se instaló allí.

Yazco en mi humilde morada sin que nadie se atreva a cruzar el umbral de mi corazón. Para mi es absoluta comodidad que nadie entre, no tener que preocuparme por esa persona nueva. Soledad a la que estoy condenada, ni yo te importo, ni tú me importas, solo ignórame, déjame ser feliz, déjame vivir, aunque el lugar destinado a mi sea este horrible mundo cruel.

[...]


Añoraba el frío suelo al recorrer tu habitación, descalza.
Tus suaves labios eran droga para mi.
Cada vez que te perdías en mi mirada, sentía besar el cielo.
Y una simple caricia en mi piel me transportaba al mismo Edén.

domingo, 1 de marzo de 2015

Rare.

Momentos en los que el mundo se te cae encima y no sabes dónde meterte. Tomé por rutina aislarme del mundo, se me antojaba seguro. Querida depresión, si puedo denominarte así, querida hija de puta, yo no te necesitaba, tú me obligaste, y cuando firmé mi contrato de condena ni siquiera en la letra pequeña me informabas de que eras adictiva. No me avistaste de que, cuando alguien intentara acercarse a mi, me convertiría en tortuga. Era tu deber decírmelo, decirme que la felicidad no estaba a mi alcance y que, si por una gran casualidad la rozaba, me la arrebatarías de las manos como hace una madre con su hijo quitándole un caramelo antes de comer, y me harías sentir mal por mis acciones. Y si me lo comentaste, no te creí. Y ahora solo quiero que te largues, que salgas de mi y no regreses, que me devuelvas mi pura personalidad, aun si para eso debo rasgarme el alma a base de lágrimas y dolor.


Tarde es para arrepentirse de vender tu alma al diablo, y las consecuencias has de pagar. En su momento necesitaste cobijo, él te lo ofreció, tú solo firmaste. Con el tiempo las cosas cambian, mas sé que lo único pretendido fue evitar dolor. Conviviste durante demasiado tiempo con la tristeza impuesta en tu corazón, y ahora está adherida a tu malherida alma. Tu sentencia fue dictaminada, tu castigo será vagar por un mundo privado de luz y plagado de soledad.


[...]
Alma en pena que parece ser, niña,
dulce era aquella mirada que tanto me enamoraba.
¿Dónde abandonaste ese brillo en tus ojos que tanta felicidad me daba?
Permíteme que sea yo quién te lo devuelvas,
permíteme cuidarte y amarte, cumpliendo tus hermosos sueños.
Permíteme enamorarte mediante poesía que probablemente nunca aprecies.
Permíteme mostrarte el mundo de la belleza
donde las letras son las reinas, y tú la mía,
y donde si sabes conjugarlas, podrás dominar el mundo.


viernes, 13 de febrero de 2015

True history?

Ay, la mentira, viva la mentira, dulce mentira, mentira que ayuda a conseguirlo todo. Mentira que siempre se descubre pero hasta que lo consigues, vives engañado. Mentira que lo idealiza todo, mentira que en gran estima te tienen. Mentira piadosa, mentira cruel, mentira para creerte algo que no eres, mentira para conseguir aquello que anhelas, mentira para, en definitiva, formar una imagen falsa.

Ay, pero luego vienen las lamentaciones, los reproches, las disculpas probablemente aceptadas. El problema viene cuando, después de un suceso así, pierden la confianza en ti, ya no eres su alma gemela o su ojo derecho. Ya nada volverá a ser como antes, y tu corazón guarda ese rastro ínfimo de rencor que, poco a poco, se acumula, y definirá tu posible futuro. Y reaccionará cuando encuentres aquello que te recuerde a esa persona que en un momento te falló, y poco a poco, te conviertes en alguien que repudias. Y lo intentas cambiar. Y no puedes. Y la frustración de no poder controlar tu propia personalidad. De no poder elegir cuándo estar bien, o cuándo estar mal, si es lo que quieres. 

[...]

Ay, cada mañana al levantar es la misma canción, sí, parecido a si pongo la radio. Qué bonito sería abrir los ojos y pensar, o casi mejor gritar: «Buenos días mundo. Soy feliz.» Qué mágico tiene que ser. Pero qué lástima que no ocurra, que se haga rutina lamentarse de haber abierto los ojos. Que lo primero que tu querido mundo vea sea una lágrima, o dos... o dos mil, casi. Sentir que tus ojos han perdido el brillo de alegría, ese brillo que caracterizaba tu dulce mirada, aquel que enamoraba a todo el que se te acercaba, aquel que hacía que la gente permaneciera a tu lado, aquel que era como una estrella que hacía sentirte querido... aquel que suelen denominar (...) y que perdiste sin reparar en ello... y cuando lo hiciste tarde era. 

Se propone cambiar, cada día se lo promete, pero nunca lo consigue. Allí, sentado en la cama mirando aquella foto, aquella en la que era feliz, y lo desea tan fuerte... que no lo consigue. Hora tras hora, permaneciendo impasible, muchos le echan de menos, muchos desean recuperarle, pero él sigue evadiéndose para perderse, perderse para huir, huir como un cobarde para evadirse... del dolor, aislándose. Las drogas ocuparon su rutina, los gritos que desgarraban su propia alma, también. Insoportable resultó, hasta su cordura empezó a poner en duda, hasta las emociones cree perdidas y su fiel guitarra es la única capaz de causarle tranquilidad y sosiego. 

[...]

Un día tuve la oportunidad de verlo, de experimentarlo, de sentirlo. De verle ahí, durante tanto tiempo desperdiciando su vida. Duele percibir tanto rencor junto, tanta oscuridad encubierta, tanta tristeza acumulada. Por suerte o casi por desgracia, los seres humanos no tenemos el don de ver y sentir, tal cuales son, los sentimientos de nuestros iguales. En ese momento di gracias de no poseer el don. Sus ojos hablaban por sí solos. Y necesité ayudarlo. Pero no. No lo dije. Simplemente le di la espalda, le abandoné, escapé de la energía negativa que desprendía, a diario le esquivaba. Allí donde iba solo encontraba su penetrante mirada sobre mi. Y llegó el día en que no le vi más. Llegó el día en que huyó, en que yo pude evitarle, en el que no volví a ser la misma nunca más.
[...]

Puedo mirar una y otra vez al horizonte, nunca cambia, aparentemente, siempre es lo mismo, siempre la misma hora. Y me siento, observo, suspiro, y me desespero por la hipocresía social.

viernes, 2 de enero de 2015

Agua salada

Algunas de las personas más sabias que conozco dicen que llorar es bueno, que desahoga, que limpia el alma. Yo, como buena necia que soy y aún contraria a mis principios, defiendo que el llorar es un signo de debilidad que, personas como yo acostumbradas a ello, deberíamos suprimir. No obstante, estableciendo una antítesis, puedo demorar que es mi cuerpo quien evita el llorar y es mi mente la que corrobora lo diferido acertadamente por los expertos.

Una lágrima es solo agua salada que antes de perderse, recorre tus mejillas. Qué insignificante parece. Sin embargo, a la vez es un signo de fuerza que intuye una previa y ardua lucha contra la vida misma. Desconocidas son las causas mas mi cuerpo ansía poder destituir la capacidad de llorar, y prefiere el abandono de sentimientos y emociones, por muy triste que suene.

Ignoro completamente las órdenes de mi cuerpo que grita exasperado que evite el acto de cobardía, pero cuando se trata de desatar el incómodo a la vez que doloroso nudo de tu garganta o de olvidar a aquellos amigos por los que diste todo y te recompensaron con su espalda o cuando, una vez más, se aprovechan de tu bonanza y los humanos vuelven a su propia naturaleza egoísta, puedo asegurar que todo alcanza un límite inexplicable y las locuras que puedes cometer, o los actos imprudentes de los que probablemente te acabes arrepintiendo, te parecerán ínfimos comparados con el dolor que estás sufriendo.

Y mis piernas están cansadas de caminar, y mi alma de luchar, y una vez más mi alma de encuentra en un estado de desesperación que no es capaz de resolver... Y es el cuento sin final... […]

Cuando el conjunto de sentimientos de tu mente se enfrentan en una inexorable batalla, el dolor sentido al llorar se puede comparar con la lenta rotura de algunas membranas inlocalizables del cuerpo, cuando se rasgan... cuando las consecuencias de la guerra no se pueden curar, no tienen remedio, cuando el daño está ya causado, ya no se puede olvidar...