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lunes, 25 de abril de 2016

Gracias

Te colocas frente a mi, de pie... me miras con desfachatez y te la devuelvo con desprecio. Te crees que no, pero sí, soy feliz, soy más feliz de lo que he sido jamás. Me prohibiste tenerla, me la arrebataste demasiados años. Tú eras la araña y yo la mosca en una telaraña de la que no era capaz de desasirme. Y lo único que deseaba era poder despegarme sin ayuda de nadie y huir como bien pudiese, aun si era necesario partirme en dos... solo buscaba una libertad que veía tan y tan lejos...

Por supuesto, la conseguí. Y ahora que la tengo... disfrutas viéndome sufrir de nuevo, disfrutas apareciendo en mi vida para no dejar que yo labre la mía. Solo desearía que todo se acabase, que no tuviera que verte más, que no te cruzases más en mi camino, que pudiese olvidar tu existencia... Desearía no guardar todo el rencor y el dolor que has provocado por haberme arrebatado los pocos años de vida que llevo... Pero me niego a hacerlo.

Es todo muy fácil. Demasiado fácil de comprender. Tú juegas tus cartas y yo juego las mías. Estuve muchos años en tu terreno, pero eres tú el que estás en el mío ahora. Y si algo debo agradecerte es de haberme hecho tan fuerte.

[...]

Ella sonríe, se sienta sobre la verde hierba. Mira el cielo. Vuelve a sonreir. Los niños la miran. Ella solo desea que nadie la mire, desea no haber existido nunca, desea huir, esconderse, que nadie la encuentre, pero vuelve a sonreír. Antes deseaba tan solo ser como los demás niños, jugar con los demás niños, reír como los demás niños... solo que ahora ya solo desea dejar de ser ella, correr a la cama para que nadie le puede pegar, correr despavorida por el camino más corto solo para cruzar la puerta de casa... y sentirse segura. 

Coge un balón. Puede pasarse horas dándole patadas contra una pared. Sin expresión en la cara, simplemente patea... hasta que se hace de nuevo de noche y llega la hora de irse a la cama. De nada servía reír, de nada servía aparentar que todo iba bien... Siempre su madre la pillaba llorando sola. Era diferente. Cualquier niño con diez años pudiese haber deseado un juguete nuevo... ella solo quería ser una más, ser como los demás, sacar amigos de debajo de las piedras si fuese necesario... pero siempre la engañaban.

Llueve de nuevo, las gotas golpean fuertemente la ventana. Los días pasaban y ella solo quería dormir y no despertar jamás. Las lágrimas imitaban a la ventana y se estrellaban contra sus manos. El deseo de una niña suele ser más grande que cualquier impedimento... salvo en esa ocasión, que la infelicidad era más fuerte que todo lo demás.

martes, 5 de enero de 2016

Y lo que la vida me ha enseñado, que no es poco.

La vida me ha enseñado que lo más bonito que una persona tiene es la felicidad. Y que, por supuesto, hay que hacer todo lo posible por encontrarla. Que debemos sonreír, aunque esté negro, totalmente negro. Quizá haciéndolo, todo se aclare, con un poco de positivismo. O se lo aclares a alguien.
Me ha enseñado que los amigos de verdad se cuentan con los dedos de la mano. Pero que a esos dedos puedo contarles todo, puedo confiar en ellos, sé que les tengo cuando les necesito, siempre y, sobre todo, que son las mejores personas que existen en este planeta.

Que hay que sonreír, hay que tirar hacia adelante aunque mil cosas tiren de ti hacia atrás. Que hay que luchar por tus sueños y que jamás hay que rendirse, jamás hay que renunciar a ellos porque son las  pequeñas motivaciones que hacen que nos levantemos de la cama cada mañana, solo para alcanzarlas.
Que si amas, ama, pero de verdad. No mientas, solo ama. "Piensa despacio, ama deprisa" decía Izal en una canción. Ama intensamente, da todo de ti, pero que cuando se acabe, no hagas daño a la persona que tienes al lado.
Que muchas veces uno no está seguro de lo que hace, ni de las consecuencias de sus acciones, pero que si te dejas llevar por el corazón, por lo que él realmente quiere, nunca te habrás confundido.
Que si dices que tú puedes, podrás, solo tienes que creer en ti mismo, en tus posibilidades. Solo tienes que hacerlo, solo tienes que creer en ello, en que puede salir bien, si pones un poco de ilusión. Y que si un día llueve, no importa, al día siguiente habrá sol, y verás colar a los pajaritos en libertad.


Y hablando de libertad, la vida me ha enseñado que no necesitas a nadie salvo a ti mismo para ser feliz. Que no hay que depender de nada ni de nadie para que hacer lo que más te guste, lo que te apetezca en ese momento. Un momento que probablemente no se volverá a presentar más. Las oportunidades solo se presentan una sola vez. Y si lo hace, no la dejes escapar. Puede que no vuelva, puede que fuese el impulso que estabas esperando para decidirte a tomar el rumbo de tu vida. Asi que no lo pienses. Solamente hazlo.
Por último, puedo decir que la vida me ha enseñado, a base de muchos golpes, que si dicen de mi... que digan. Yo sé lo que soy, yo sé lo que hago, yo sé por lo que lucho, yo sé a quién tengo a mi lado, yo sé lo que hago con mi vida... no necesito a nadie que critique mis decisiones porque de nada les va a servir.

«Esta entrada es especial. Esta entrada va por ti, por tu sonrisa, para asegurarme que brilla, y sepa que no me mientes. Sonríe, siempre. A los que te queremos, nos hace feliz. A mi me hace feliz. Va por ti, Marcos.»