Odio esa gente que se pasa el día hablando mal de alguien, simple y llanamente para hacer daño. Pero, ¿qué fin tiene eso? Por miles de vueltas que le doy al caso, nunca le encuentro respuesta.

No soy lo que esperas, ni tú lo que espero yo. Soy el punto discordante de tu pensamiento, la partícula defectuosa que rompe la molécula. Convierto tus pesadillas en sueños, o en sueños tus putas penas. Existo para quitarte la serenidad que has conseguido a base de años, porque una vez que empieces a leerme, no podrás dejarlo, o haré que no lo dejes, porque las palabras son droga, sobre todo si las conjugas como debería hacerse siempre.
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