Supongamos que nos damos por vencidos al primer obstáculo que nos pone la vida. ¿Qué sería de nosotros? Fuerza. Hay que ser muy fuertes si quieres poder sobrevivir a toda esta multitud. A esta sociedad. Porque cuando puedan te darán un golpe difícil de superar. Y ahí has de demostrar en que consiste tu fortaleza. En que contigo no se juega. Has de demostrarle que tu eres más importante que ellos. Que estás por encima de ellos y no te vas a dejar pisar.
No soy lo que esperas, ni tú lo que espero yo. Soy el punto discordante de tu pensamiento, la partícula defectuosa que rompe la molécula. Convierto tus pesadillas en sueños, o en sueños tus putas penas. Existo para quitarte la serenidad que has conseguido a base de años, porque una vez que empieces a leerme, no podrás dejarlo, o haré que no lo dejes, porque las palabras son droga, sobre todo si las conjugas como debería hacerse siempre.
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