Estoy hasta el mismísimo coño de tener que aparentar algo que no soy. De tener que sacar diariamente una falsa sonrisa. De tener que decir que soy feliz, si la misma vida me amarga la existencia. Eso sí, creo que es la vida que necesito. Creo que es la vida que necesito para llenarme por dentro. Odio la monotonía. Y la rutina. Odio a esa gente que intenta que todo salga bien, si es imposible. Y esa que se conforma con poco. Pues yo no. Yo me conformo con lo máximo. Siempre. Siempre intento dar lo mejor de mí. Intento darme a conocer. Intento que todo lo que me proponga se cumpla. Porque así son las cosas. Y si no vives la vida al máximo, llegará el día que será demasiado tarde.
No soy lo que esperas, ni tú lo que espero yo. Soy el punto discordante de tu pensamiento, la partícula defectuosa que rompe la molécula. Convierto tus pesadillas en sueños, o en sueños tus putas penas. Existo para quitarte la serenidad que has conseguido a base de años, porque una vez que empieces a leerme, no podrás dejarlo, o haré que no lo dejes, porque las palabras son droga, sobre todo si las conjugas como debería hacerse siempre.
Gracias, desde el 1 de Abril de 2013
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