Siempre me acuesto pensando en cuál será mi sueño esa noche. Si al día siguiente me sentiré afortunada recordándolo. Viviendo el mañana, sin aún haber vivido el hoy. Intentando que pasen los días de una vida soñadora. Una que de verdad merece la pena seguir y luchar cada día. Vivirla hasta el final. Siguiendo tan solo ese rayito de esperanza que una mano amiga te tiende. O eso quieres sentir tú en el fondo. Una ayuda a superar tus miedos. Olvidar el pasado. Enterrarlo, no volver jamás a mencionarlo. Todos tenemos derecho a luchar por lo que es nuestro. Fuerza para continuar con tus exasperantes problemas que al día siguiente volverán a brotar y crecer rápidamente en tu pequeña subconsciencia. Realmente es ahí cuando de verdad se demuestra quién te quiere. Quién te aprecia por muy doloroso que sea. Y es que es verdad cuando dicen que no te das cuenta de lo que realmente tienes hasta que lo pierdes. O hasta que sufres por ello irremediablemente.
"La única cosa en la que nada ni nadie, de ninguna manera puede intervenir ni manipular; la única en la que se puede ser uno mismo sin miedo a ser juzgado ni criticado; la única en la que puedes ser libre son los sueños"
No soy lo que esperas, ni tú lo que espero yo. Soy el punto discordante de tu pensamiento, la partícula defectuosa que rompe la molécula. Convierto tus pesadillas en sueños, o en sueños tus putas penas. Existo para quitarte la serenidad que has conseguido a base de años, porque una vez que empieces a leerme, no podrás dejarlo, o haré que no lo dejes, porque las palabras son droga, sobre todo si las conjugas como debería hacerse siempre.
Gracias, desde el 1 de Abril de 2013
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